Ludwig van Beethoven fue en una ocasión a un restaurante vienés del que era cliente habitual. Antes de que llegara el camarero, sacó papel pautado del bolsillo y empezó a escribir. Como estaba tan absorto en su trabajo, el camarero no le molestó. Un buen rato después, Beethoven gritó: <<¡Camarero, la cuenta!>>.
jueves, 30 de abril de 2009
Anécdotas de Beethoven
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3 comentarios:
Jajajaja... supongo que debía estar muy delgado con esa dieta.
Muy buenas las anécdotas.
Ya ves, luego dicen que el arte no alimenta.
Espero que no le cobraran.
Jajaja si es que ja ho diuen...Que els genis SOM despistats...jejej
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